Estudiar más y mejor es uno de los deseos que comparten la mayoría de los estudiantes. Muchos consideran que, en realidad, esto es muy difícil o, incluso, imposible. Sin embargo, existen ciertos hábitos que puedes poner en práctica para estudiar de la mejor manera posible:
Hacer varias cosas al mismo tiempo
Tenemos que aceptar este hecho: no somos capaces de hacer más de una cosa que requiera concentración al mismo tiempo. O lees un libro o ves la televisión; o escribes un texto o lees un artículo en internet. Hacer estas cosas al mismo tiempo es imposible. De lo contrario, sólo te encontrarás alternando el tiempo entre ambas tareas y estarás perdiendo más tiempo, ya que perderás la concentración cada vez que realizas una u otra cosa.
Perder el tiempo navegando en internet
Estás concentrado en los estudios, pero luego miras a la ventana, ves una nube extraña y comienzas a preguntarte si va a llover. Así, recuerdas cómo tu abuela capaz de predecir el tiempo, solo mirando hacia el cielo, y, luego, comienzas a buscar en Google cómo hacerlo porque se te ha ocurrido que te gustaría poder aprender a hacerlo. Cuarenta minutos después, te encuentras viendo un vídeo sobre teorías de conspiración y no tienes ni idea de cómo llegaste ahí.
Dejar una tarea para hacer otra rompe con tu concentración y hace que pierdas un tiempo valioso. Cuando se te venga algo a la mente, anótalo en un papel y vuelva a hacer lo que estabas haciendo. Sí, esto ya es una interrupción, pero no perderás la concentración por demasiado tiempo.
Dejar las materias más difíciles para estudiar al final del día
Cuando se trata de estudiar, solemos preferir empezar con las materias más fáciles, dejando aquellas que nos parecen más complicadas. Si la respuesta es sí, debes saber que este es el camino equivocado. Puede parecer la salida más elegante, pero sus efectos van en contra de la optimización del tiempo, ya que gastaremos más energía, que terminará disminuyendo a lo largo del día. Por lo tanto, si dejas lo más importante para después, las posibilidades de no terminarlas son altísimas. Es fundamental priorizar tus actividades y empezar lo más temprano posible, comenzando, siempre, con las tareas más difíciles.
No priorizar tus actividades
Es bueno tener un plan B para tu vida, si las cosas no salen exactamente como lo esperas, por lo que, tal vez, sea bueno tener un plan C también. Es importante tener intereses diversos y diversificar nuestras actividades, pero sin perder de vista cuáles son las cosas más importantes para cada uno de nosotros.
Esto vale no sólo para los grandes planes de vida, sino para la planificación de tareas del día a día. Por eso, recuerda siempre la prioridad. Anota todos tus planes y separa los dos o tres que son realmente importantes, y céntrate ellos. Lo mismo con tus actividades diarias: organízalos en orden de importancia y sigue este orden a la hora de ejecutarlas. Así, si no puedes completar algo durante ese día, por lo menos habrás realizado lo más importante.
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